PRÓLOGO
PARA UNA TRÍADA DE CERTEROS CUENTOS
El apellido
Pinelli tiene en Cuba una especial connotación
en lo que a calidad artística se refiere, pues
Germán, el abuelo del autor de este libro, fue
uno de los más grandes locutores y
presentadores de la televisión cubana —cuyo
relevo todavía por cierto no aparece—, con un
importante premio a nivel hispanoamericano
incluido; su carismática tía abuela Sol
también sacó la cara dignamente por la
familia, y dos de los nietos de Éufrates del
Valle (por aquel inolvidable personaje que
Germán interpretaba en el programa televisivo
San Nicolás del Peladero) han integrado
un exitoso trío con Ana Páez, la esposa de
Germán David Pinelli, para seguir haciendo
honor a la tradición artística familiar como
Los Tres de La Habana.
Y por si fuera poco, ahora Ari Pinelli, uno de
esos dos nietos, se nos destapa como escritor,
y nada menos que de cuentos, con este libro
titulado Historias cortas del planeta Cuba,
que he tenido el honor y el placer de leer
y de revisar como quien pule un diamante, pues
cuando Ari me comentó en Facebook que estaba
terminando de escribir un libro de cuentos,
sin pensarlo mucho me ofrecí para ayudarlo en
la difícil empresa de publicarlo una vez
concluido, y aquí está ya la criatura, con el
favor de Dios y de todos los orishas a los que
ambos respetamos y queremos tanto.
Historias cortas del planeta
Cuba
es un libro que no sigue
ninguna corriente de moda; ni es realismo
sucio, ni retorna sin saberlo al teatro de la
crueldad; son tres cuentos imbricados entre sí
de un modo tan sutil que solamente al acabar
de leerlos “nos caemos de la mata”, como se
diría en ese San Nicolás del Peladero del
Siglo XXI en que se ha convertido la isla
entera, mucho más terrible y alucinante que
aquél en el que Éufrates era el chiquillo loco
de Escolástica.
Contrario
al nombre del autor, aquí no hay aridez pero
tampoco hay humor; para Ari es imposible reír
con la tragedia cotidiana del pueblo cubano
dentro de la isla-prisión, y ha sido eso lo
que lo ha compulsado a escribir estos tres
cuentos, pero con nuevas aristas casi nunca
tocadas, que son las que le dan originalidad y
un sello propio al escribir.
Gracias,
Ari, por no conformarte con ser un cantante de
éxito en la radio y en la televisión —algo con
que la mayoría se hubiera sentido ya
satisfecha—, y buscar en la escritura una
nueva forma de expresión artística para poder
canalizar mejor tus inquietudes y tus
sentimientos.
Baltasar
Santiago Martín
Fundación APOGEO. Miami, 20 de mayo 2010. |